miércoles, 2 de julio de 2014

Alejandra Pizarnik

Diarios: 

Problemática del odio. No puedo mirar rostros sin sentir un odio súbito e irreprimible. Lo terrible es que me sucede con todos, sin excepción.
Ahora sé que siempre haré poemas. Y sé —qué extraño— que seré la más grande poeta en lengua castellana. Esto que me digo es locura. Pero también promesa. A otros de ser feliz. Yo quiero la gloria, mejor dicho, la venganza contra los ojos ajenos.

No obstante, considero superfluo y abrumador haber nacido y me aburro y estoy fatigada.
Nunca me odio tanto como después de almorzar o cenar. Tener el estómago lleno equivale, en mí, a la caída en una maldición eterna. Si me pudiera coser la boca, si me pudiera extirpar la necesidad de comer. Y nadie goza en esto tanto como yo. Siento un placer absoluto. Por eso tanta culpa, tanta miseria posterior .
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Mi desorden es general. Fraenbel me anunció que estoy enferma por mi desorden alimenticio. «Troubles de la nutrición.» 

La amo por que me identifico totalmente con lo que escribe. 



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